En cualquiera de sus categorías: apropiación de activos, corrupción, manipulación contable, uso de información privilegiada, etc., los delitos económicos han derivado en nuevas amenazas para las organizaciones
de todo el mundo. La irrupción de las nuevas tecnologías y la dificultad de las organizaciones para adaptarse por sí solas a un entorno económico en continuo cambio, complican la situación. El aumento de los fraudes detectados y su impacto, han obligado a invertir en nuevas medidas de prevención para minimizar los daños. Es fundamental contar con un programa eficaz de prevención, detección e investigación de delitos.